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Visión de nuestros expertos
Cierra el año 2024 con resultados positivos en la renta variable global, y prácticamente sin cambio en la renta fija respecto al cierre de 2023. En el año destaca el empuje de los líderes tecnológicos estadounidenses y el entusiasmo por la inteligencia artificial, marcadamente por NVIDIA. Este entusiasmo contagió a otras empresas tecnológicas globales como la taiwanesa TSMC o la china Tencent, que contribuyeron al buen desempeño de sus correspondientes bolsas durante el año. También se destacan los estímulos en China, cuyos anuncios a fines de septiembre permitieron un fuerte repunte del CSI 300. Si bien el rally perdió fuerza con rapidez, es de esperarse que los anuncios continúen en la medida que las autoridades lo juzguen necesario. No todos los mercados accionarios ofrecieron retornos favorables: a pesar del entusiasmo por los líderes tecnológicos, Samsung tuvo un mal año, afectando a la bolsa surcoreana; mientras que las bolsas brasileña y mexicana retrocedieron, en contraste con el buen desempeño entregado en 2022, arrastrando así al índice latinoamericano.
Con respecto a las tasas de interés, la gran mayoría de los bancos centrales relajaron sus guías y tasas de política monetaria gracias a que la inflación fue cediendo en el año. El más relevante, la Reserva Federal, inició su esperado ciclo de recortes en septiembre en un contexto no recesivo, impulsando el apetito por el riesgo y presionando a la baja las tasas globales. Sin embargo, la elevada resiliencia macroeconómica estadounidense y la victoria electoral de Donald Trump afectaron al alza las tasas de interés y a la baja a las bolsas del resto de los países.
De cara al nuevo año, consideramos que una combinación de recortes en tasas de política monetaria, déficits fiscales aún elevados, desregulación en EE. UU., menores impuestos corporativos, estímulos en China, riesgos geopolíticos contenidos, entusiasmo por la IA, inflación más moderada y pleno empleo actuarán como catalizadores para que la renta variable global vuelva a tener un desempeño positivo y superior al de la renta fija global. El recorrido no será suave y esperamos mayor volatilidad a la observada en 2024, a cuenta del choque comercial y posiblemente diplomático entre EE. UU. y sus principales socios comerciales, en particular China. Tampoco es
descartable que, dadas las elevadas expectativas de crecimiento económico y de utilidades, así como valuaciones muy estiradas para el S&P 500, se genere contagio por cualquier decepción en reportes corporativos. Como sea, al no tener una recesión económica como escenario base, ni tampoco una depresión de ganancias corporativas, vemos cualquier eventual corrección como una oportunidad de compra. Respecto a la renta fija, la disipación de choques de oferta sobre la dinámica de precios y un
menor crecimiento global hacen posible que veamos recortes adicionales de tasas, pero consideramos que las amenazas arancelarias imprimirán incertidumbre, manteniendo las tasas de interés elevadas y a los banqueros centrales en vilo, por lo que privilegiamos una favoreciendo el carry y el spread dado un ciclo económico todavía en expansión.