Prensa

Inversión inteligente en tiempos de elecciones

  • 11 Diciembre, 2025
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  • alarm4 min de lectura
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Medio: Diario Gestión 

La reciente vacancia presidencial vuelve a poner a prueba la resiliencia del país y de los inversionistas frente a la incertidumbre política. A esto se suma el inicio del ciclo electoral hacia el 2026, en el que los titulares, los rumores y las encuestas comienzan a dominar la conversación pública. Si bien el debate político es parte esencial de toda democracia, no podemos pasar por alto que también genera un entorno de ruido que impacta la percepción sobre el futuro de la economía y los mercados.

En estos contextos, la reacción de los inversionistas suele anticiparse a los hechos. Las decisiones de corto plazo —impulsadas por titulares o comentarios en redes sociales— terminan amplificando movimientos que, en muchos casos, no responden a fundamentos reales de la economía o de las empresas. Es un fenómeno que hemos visto repetirse en el pasado y que afecta tanto a inversionistas individuales como a institucionales. La ansiedad por proteger el patrimonio puede llevar a tomar decisiones apresuradas que, en lugar de mitigar riesgos, terminan incrementándolos.

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Por eso, es fundamental recordar que los mercados no votan. Son las emociones, los miedos y las reacciones humanas las que generan movimientos de corto plazo. Pero la historia económica peruana muestra que, más allá de los ciclos políticos, el país ha mantenido una tendencia de crecimiento y una institucionalidad que —aunque perfectible— ha sabido sostenerse incluso en escenarios complejos. Esa perspectiva debe ser la brújula de todo inversionista informado.

En ese camino, contar con un portafolio diversificado, de alcance global y alineado con el perfil, horizonte de inversión y apetito de riesgo de cada inversionista, se convierte en la mejor forma de posicionarse correctamente. El alcance global de un portafolio bien estructurado no solo mitiga los impactos locales de la incertidumbre política, sino que también permite capturar oportunidades en otros mercados, equilibrando el riesgo con una mirada estratégica y sostenible de largo plazo.

Asimismo, es clave mantenerse informado a través de fuentes confiables y acompañarse de una asesoría especializada que permita tomar decisiones basadas en análisis y no en percepciones. La inversión inteligente no se trata de reaccionar, sino de planificar. Más que nunca, en tiempos de elecciones, la disciplina y la visión de largo plazo son los mejores aliados para proteger y hacer crecer el patrimonio.

Invertir con responsabilidad implica entender que la economía y los mercados son dinámicos y coherentes en sus fundamentos, más allá del ruido político. La historia nos enseña que la resiliencia y la disciplina son las mejores herramientas para atravesar la incertidumbre y convertirla en oportunidad.

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