El nuevo rol del oro en los portafolios

Medio: Semana Económica

El oro dejó de ser solo un refugio. En entornos turbulentos como el actual, se convierte además en un activo altamente susceptible a la especulación.

El oro ha funcionado, a lo largo de la historia, como activo de resguardo frente a escenarios de inflación, desaceleración económica y tensiones geopolíticas. Su dinámica actual, sin embargo, presenta matices que resulta cada vez más importante comprender. En mayo pasado, por ejemplo, el metal registró una variación prácticamente nula (+0.2%), que contrastó con la recuperación de otras materias primas como el petróleo WTI (+5.5%) y el cobre (+2.6%). Y, con ello, surgió una fuerte duda: ¿por qué el activo refugio por excelencia tuvo un comportamiento moderado en medio de un entorno tan inestable?

Las altas tasas de interés actuales influyen en el atractivo del oro, pues abren la puerta a oportunidades de inversión con rendimientos que el metal precioso, por sí solo, no genera. De esta forma, el valor del oro como activo refugio está siendo modulado por un contexto que plantea un costo de oportunidad crítico.

El oro, además, no sólo se mueve por la percepción actual de riesgo, sino también por las expectativas de los inversionistas. El precio puede, por ejemplo, aumentar significativamente cuando se anticipan crisis futuras, cambios en la política monetaria o en los aranceles. La clave reside en saber si dichas expectativas constituyen una base sólida para invertir a largo plazo o si estamos ante un riesgo de especulación inherente.

En un entorno global de crecimiento moderado y riesgos latentes, la sobreponderación del oro se alinea con su rol tradicional como amortiguador. Sin embargo, es preciso mantener una mirada atenta, pues el panorama financiero está en constante redefinición.

Le puede interesar: SURA Investments fortalece su propuesta en Perú con nueva familia de Fondos Multiactivos

La decisión de incluir o sobreponderar el oro en un portafolio debe basarse en una cuidadosa mirada de esa doble función: la del refugio ante la incertidumbre, pero también la de un activo que puede ver sus movimientos amplificados.