INVESTMENTS
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Productos de inversión
Medio: Semana Económica
Vemos con buenos ojos la penetración de Deuda Privada en Latinoamérica y especialmente en el Perú. Cuando la penetración de un país, como porcentaje del PBI, está cerca del 30% o 40%, como es el caso de Perú, hay un gran espacio para participar.
Principalmente por la dependencia histórica en la banca tradicional, que presta bajo políticas restrictivas atadas a las regulaciones. Temas como Basilea y ese tipo de restricciones que se impusieron a la banca tradicional no han ayudado mucho a la penetración del crédito. Si no vienen financiadores alternativos, difícilmente se va a poder potenciar esa penetración, y ahí es donde vemos oportunidad. Ese tipo de cosas que el banco deja de hacer, nosotros las vamos a cubrir, y no es que vayamos a competir con ellos porque no tiene sentido desde el punto de vista del tamaño. Más bien, complementamos a la banca tradicional, ofreciendo soluciones para necesidades distintas hechas a la medida.
Somos agnósticos sectorialmente, pues no vemos una preferencia por alguno, sino que tratamos de encontrar un mejor retorno tomando un riesgo moderado. Las oportunidades las vemos tanto en contracción como en expansión.
Sí, totalmente. Nuestros modelos recogen riesgos específicos. Por ejemplo, en compañías de agro se está expuesto al clima además del ciclo. Si el clima les juega una mala pasada, la tasa puede ser más alta en la colocación, y vamos a acortar el plazo o estirar, dependiendo de si le creemos a la compañía. Este análisis de volatilidad aplica a todos los sectores que tienen un commodity que le puede pegar a sus ingresos.
En pesca sí hay una prima; en minería no en el Perú. En Colombia, por ejemplo, la prima que cobramos en un sector minero es casi el doble de lo que cobramos en Perú. Los sectores son muy diferentes en cada uno de los países. En Colombia hay mucha informalidad en los sectores mineros y es por eso que vamos con mayor cuidado; de hecho, no le prestamos al sector extractivo en Colombia y en Perú sí nos sentimos cómodos con ese riesgo.
En Perú trabajamos con plazos promedio de 4 a 5 años, porque podemos generar un buen retorno con un riesgo moderado. En Colombia, por ejemplo, acabaron de bajar la calificación crediticia y preferimos plazos más cortos, mientras que en el Perú, con mayor estabilidad, podemos proyectar a más largo plazo. Tenemos un fondo semilíquido (de corto plazo) que estamos cerrando, pues vimos que las tasas se apretaron demasiado y no nos hace sentido ofrecerle eso a un inversionista.
Sí. Una de las bases de las tasas de nuestras colocaciones es la Renta Fija, y si tenemos un retorno alto, tengo que poner un crédito mucho más alto. Cada vez que a Donald Trump se le da por poner una tarifa adicional, hay presiones. Ahí tenemos que colocar a un buen yield, pero sin deteriorar el riesgo, porque una compañía que acepte un crédito a una tasa muy alta, probablemente no lo vaya a poder pagar. En las que están expuestos a ciclos cortos de manufactura o a commodities, eso se ve reflejado inmediatamente. Y probablemente otras industrias se afectan unos meses después.
Totalmente. Por ejemplo, si fuera a prestarle a alguien que está en minería —que no es el caso hoy— o que está expuesto al cobre, muy probablemente tendría una prima adicional.
Están colocados. En Perú, en Deuda Privada, somos más pequeños. Administramos USD 470 millones en total, pero en Perú solo unos USD 18 a 20 millones. Estamos arrancando la estrategia de Deuda Privada. Tenemos un fondo colocado de USD 5 a 6 millones y tenemos otro que estamos tratando de cerrarlo para abrir una nueva oportunidad a nuestros inversionistas. Planeamos levantar con el nuevo fondo unos USD 50 millones. Estimo que el levantamiento de capital sea en el 4T25, para que la colocación sea en 2026.
Será crédito estructurado, sin preferencia por algún sector, y retornos en soles cercanos al 10%. Iremos a empresas del segmento medio-alto de gran empresa y baja del segmento corporativo. Haremos préstamos directos, aunque podríamos hacer una estructura adicional, como una emisión privada, por temas impositivos. Puede haber reperfilamiento y CAPEX, pero nos enfocaremos más en CAPEX, porque son las que repiten dentro del pipeline. No hay lugar para empresas con estrés financiero. En Latinoamérica, una estrategia de estrés es muy difícil de gestionar dada la regulación, cuando una compañía se presenta a una liquidación o reorganización que dilatan los tiempos. Y si yo tengo una promesa de valor a los clientes, les tengo que decir cuándo les devolveré el dinero y un periodo cierto de cuándo puedo cerrar.
Solo si lideramos la sindicación. No nos veo ingresando como invitados, porque nuestra fortaleza está en estructurar los créditos.
No, no son parte de nuestros inversionistas actualmente y no lo vemos en el corto plazo. Vemos que hay una necesidad de otros institucionales como aseguradoras, multilaterales y familias, y ahí vamos a concentrar el próximo financiamiento. Es mucho más difícil sin las AFP. Son clave para desarrollar y penetrar con la industria.
Los USD 50 millones es lo mínimo que buscamos, y vemos un timing bastante bueno. Un inversionista está propenso a invertir cuando la economía está más tranquila, y hoy hay mayor disposición a invertir en Deuda Privada. No necesitan un retorno espectacular, sino un buen retorno ajustado por nivel de riesgo. Además, un cambio regulatorio permitió que las aseguradoras fueran directamente a este tipo de activos, cosa que antes no podían.
No, ni acá ni en otros países. Primero se debe desarrollar el mercado de deuda para permitir salidas a los fondos. En Colombia, que tiene el mayor programa de private equity en Latinoamérica, los fondos locales aún sufren por las salidas de las compañías que compran.