INVESTMENTS
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Análisis de mercado
Medio: Revista Capitales
En el presente artículo, el autor discute la relevancia de los procesos que ayudan a determinar el perfil de un inversionista para conciliarlo con sus objetivos de inversión a la hora de construir portafolios de inversión, particularmente en el caso del segmento de inversionistas de alto patrimonio de creciente preeminencia en el mercado de capitales.
En la industria del wealth management, el proceso para entender el perfil intrínseco de un inversionista (i.e., capacidad y tolerancia de asumir riesgos) y el perfil de inversión (i.e., parámetros para realizar una inversión en particular) es fundamental para conocer sus expectativas generales y diseñar un portafolio de inversión idóneo. Dicho proceso resulta particularmente interesante en el caso de inversionistas considerados como de alto patrimonio, los cuales son una expresión de la evolución de la riqueza en el país.
Durante los últimos 30 años, el Perú atravesó una transformación importante que ha permitido la creación de riqueza y, por ende, una industria alrededor de ella. Esta se encuentra en una etapa temprana dadas las tasas de crecimiento de los segmentos de fondos mutuos, intermediación de valores y seguros de inversión, que complementan y deberían sustituir a los depósitos bancarios dentro de una correcta gestión integral de inversiones.
Dicho ello, nuestro proceso de perfilamiento de clientes de alto patrimonio arroja cifras interesantes: más del 65% de los inversionistas busca mejorar los rendimientos de los depósitos a plazo, a fin de impulsar el crecimiento de su capital. Por otro lado, cerca del 70% se declara como conservador o moderado. Esta situación nos plantea algunas interrogantes: ¿existe alguna contradicción entre los perfiles típicos de los inversionistas y los objetivos de inversión prevalentes? La respuesta es no, pues ambos conceptos son resultado del proceso de perfilamiento.
Es importante entender el plazo de inversión esperado por los inversionistas. Más de la mitad de ellos comparte un horizonte de largo plazo. Si uno combina perfiles moderados o conservadores, objetivos de retornos mayores a los ofrecidos por los depósitos a plazo, y plazos largos, requiere incorporar a su portafolio de inversiones activos distintos a los depósitos a plazo, sean tradicionales o alternativos.
¿Qué nos dice la realidad en materia de inversiones? Pese a la visión de largo plazo declarada, una porción considerable de los activos permanece anclada en instrumentos de corto plazo (depósitos y fondos mutuos). Esta preferencia por la liquidez inmediata, si bien comprensible en un entorno global y local incierto, podría estar limitando la capacidad de alcanzar esos anhelados rendimientos superiores.
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La situación actual tiene sus dificultades. Los inversionistas enfrentan un laberinto de desafíos interconectados. Por ejemplo, las perspectivas de inversiones en sectores que parecen estratégicos para nuestra economía (e.g., agricultura, pesca) pueden verse alteradas drásticamente en un contexto global con disputas arancelarias como el actual. Por ende, una asignación excesiva podría resultar riesgosa: lo que ayer parecía una apuesta segura por el crecimiento, hoy podría verse amenazada por vientos geopolíticos y decisiones unilaterales que escapan de nuestro control local.
No obstante, observamos que, para un inversionista de alto patrimonio, la construcción de portafolios estratégicamente diversificados sigue siendo la base para realizar una correcta gestión de inversiones. En esta lógica, se debe incorporar activos de Renta Fija de corto y mediano plazos, activos de Renta Variable y, para aquellos perfiles más dinámicos, activos alternativos.
Respecto a la Renta Fija, los fondos mutuos emergen como una opción atractiva, al ofrecer una diversificación basada en una variedad de bonos, tanto gubernamentales como corporativos, con diferentes perfiles de riesgo dentro del espectro de la Renta Fija. Para un inversionista de alto patrimonio que prioriza la preservación del capital y busca ingresos estables, esta vía puede permitirle obtener rendimientos superiores a los depósitos bancarios, sin la volatilidad asociada a la Renta Variable.
Por su parte, una asignación de activos alternativos (e.g., Real Estate global, Deuda Privada, etc.), del 10-30% de la cartera con un horizonte temporal de al menos tres años, puede ofrecer diversificación de las fuentes de rendimiento y reducir la correlación con los mercados tradicionales.
En suma, el inversionista de alto patrimonio en Perú se encuentra en una encrucijada. Su deseo de hacer crecer su capital choca con una aversión natural al riesgo, exacerbada por un entorno global y local turbulento. La clave está en encontrar un punto óptimo donde la visión de largo plazo se traduzca en decisiones estratégicas, con la guía de un asesoramiento experto.