INVESTMENTS
INVESTMENTS
Prensa
Medio: El Mercurio Inversiones
Dentro del manejo empresarial, las compañías tienen la opción de devolver capital a sus accionistas recomprando sus propias acciones o, por el contrario, levantar capital emitiendo acciones nuevas. Ambas decisiones tienen efectos importantes sobre los inversionistas. Una recompra reduce el número de acciones en el mercado, lo cual implica que cada accionista posee una porción más grande de propiedad de utilidades. En cambio, una emisión aumenta el número de acciones en circulación y diluye la participación de los dueños actuales, invitando a nuevos propietarios y repartiendo entre más participantes las ganancias.
El liderazgo de Estados Unidos como motor de generación de valor para el accionista es innegable, con las recompras de acciones consolidándose como una importante fuente de retorno, superando los dividendos. En 2023, el total de recompras accionarias fue de US$ 795 billiones, para crecer hasta los US$ 942,5 billiones en 2024, y durante la primera mitad de este 2025, las empresas que componen el S&P500 registraron recompras por US$528 billiones. Esta práctica, que actúa como un “viento de cola” al amplificar las ganancias por acción, ha continuado a niveles récord y es un soporte es tangible: en el segundo trimestre de 2025, el 17.3% de las empresas del S&P500 lograron reducir su cantidad de acciones en circulación en al menos un 4% interanual, impulsando las ganancias por acción.
A diferencia de EE.UU, Europa y Japón avanzan en una transición hacia el uso de esta práctica. En el viejo continente, históricamente han privilegiado el pago de dividendos como compensación a los accionistas, prácticamente sin utilizar las recompras. Sin embargo, la región comenzó a reducir esta brecha versus Norteamérica. Bolsas del Reino Unido, Alemania y Francia han mostrado un aumento en esta práctica, mejorando la eficiencia de capital y potenciando la rentabilidad por acción. Por su parte, Japón exhibe un auge notable gracias a reformas de gobierno corporativo, invirtiendo cerca de US$110 billiones en recompras solo en los primeros ocho meses de 2025, una cifra enorme que responde a la necesidad de las empresas niponas de utilizar su exceso de caja y mejorar su rentabilidad patrimonial (ROE).
Le puede interesar: SURA Investments lidera el mercado chileno en seguros de vida con ahorro
En mercados emergentes, la historia ha sido diferente. Asia, Latinoamérica y otras economías en desarrollo, exhiben una situación opuesta: sobresalen significativamente las emisiones de nuevas acciones por sobre las recompras, buscando financiamiento. Esta decisión tiene un efecto detractor en las rentabilidades de los inversionistas, debido a que, al incrementar el número de acciones en circulación, los propietarios actuales disminuyen su participación en el patrimonio, rezagando el crecimiento de las utilidades por acción, provocando una menor rentabilidad bursátil. Lo anterior, se explica principalmente dado que, por naturaleza, son regiones en que, a nivel agregado, las empresas tienen una continua necesidad de capital que no puede ser únicamente satisfecha por el levantamiento de deuda para sostener su crecimiento a futuro.
Empresas jóvenes o en etapas de crecimiento (con predominancia en países emergentes) suelen necesitar capital con mayor frecuencia para dar soporte a su expansión, lo que lleva a la emisión de nuevas acciones, siendo un detractor para el comportamiento bursátil de regiones emergentes. Por el contrario, empresas maduras (con mayor concentración en mercados desarrollados), a nivel agregado ya tienen cubierta sus necesidades de reinversión, optando por devolver el capital generado mediando recompras o dividendos. también es clave, el ciclo económico en el que estemos: periodos de bonanza económica favorece a que las empresas recompren acciones, potenciando aún más los retornos, mientras que, las crisis pueden empujar incluso a empresas maduras a buscar financiamiento, atrayendo a nuevos accionistas.
Lo invitamos a leer: Deuda corporativa latinoamericana, un refugio sólido frente a la incertidumbre global
Con ello, parte de la diversificación de un portafolio, tiene un impacto en sus rentabilidades proveniente desde esta materia. Una buena distribución de activos, con empresas de calidad, generadoras de sólidos flujos de caja y mayor tendencia a mercados desarrollados, logra captar los beneficios de estar en regiones con una predominancia marcada a empresas de alto valor con fuertes gobiernos corporativos que manejan de forma prudente el capital. Lo anterior, no quiere decir que no debemos incluir regiones emergentes en nuestras inversiones, si no que, dentro de una cuidadosa selección de inversiones con mirada de largo plazo, encontrar la exposición apropiada a estas regiones es fundamental.
En resumen, la disciplina de capital es crucial para la generación de retornos: evitar la dilución accionaria constante puede mejorar el comportamiento de un portafolio en el largo plazo. Un portafolio diversificado en diversas regiones estará expuesto a las decisiones de diversos gobiernos corporativos de empresas mundiales, y el impacto de esas decisiones sobre las inversiones no es algo trivial. Es importante tener claridad de la porción de calidad y tamaño de las empresas que componen nuestros portafolios, para tener en consideración el posible efecto de sus decisiones en el comportamiento a futuro de nuestras inversiones.