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Análisis de mercado
Medio: Elasesorfinanciero.com
Columna de Joaquín Barrera, Director de Renta Fija e Inversiones de SURA Investments y Portfolio Manager del fondo AM SURA – Latin America Corporate Debt USD.
En el contexto actual, en el que las tensiones geopolíticas están reconfigurando permanentemente las dinámicas de los mercados internacionales, ya no se puede seguir mirando a Latinoamérica con los ojos de hace años atrás. La región ha cambiado.
América Latina, con más de 646 millones de habitantes, es la cuarta economía del planeta aportando cerca del 7% del PIB mundial, sustentada por un bono demográfico que favorece un mercado laboral y de consumo en expansión, el cual dará soporte a su crecimiento en el futuro.
Además, se ha convertido en un actor estratégico de la transición tecnológica y energética global. Su liderazgo en la producción y extracción de minerales como el cobre -provenientes de Chile y Perú- que son esenciales para la movilidad eléctrica, se complementan con el níquel y las tierras raras de Brasil para baterías y dispositivos tecnológicos. A esto se suma el rol de la Amazonía como uno de los principales captadores de carbono, junto con la producción de biomasa en la agroindustria, que puede contribuir a una matriz energética cada vez más exigida.
Esto la sitúa en una posición fundamental para el cumplimiento de las metas de sostenibilidad planteadas a nivel mundial.
La región también ha evolucionado. No solo desde las actividades económicas propiamente tales, sino que también desde la perspectiva financiera, por ejemplo, la inflación. Hoy, en general, a nivel regional este indicador sigue en trayectoria descendente hacía las expectativas de los bancos centrales.
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Y desde la perspectiva de las inversiones, un activo con grandes bondades para beneficiarse de las ventajas de esta región es la deuda corporativa en dólares de empresas en Latinoamérica. Principalmente, por su extensión, diversificación y liquidez. Además, en las dos últimas décadas, la deuda corporativa latinoamericana ha mostrado retornos competitivos frente a otras regiones emergentes, destacando que, desde inicios del 2023, el asset class ha conseguido rentabilizar alrededor del 28.2% de forma efectiva. Manteniendo un perfil estable y moderado en tasas de incumplimiento; en el acumulado del año (a septiembre 2025), contando con una tasa default del 1.6% en comparación al 2.1% del High Yield de Mercados Emergentes.
Es así como la deuda corporativa latinoamericana se está consolidando como un activo atractivo, basado en fundamentos concretos y un diferencial de rentabilidad que poco a poco se descubre para los inversionistas de mercados emergentes y que se proyecta no como una oportunidad pasajera, sino más bien estructural.