Prensa

Un catalizador de aprendizaje continuo

  • 09 Julio, 2025
  • |
  • alarm2 min de lectura
|

Medio: El Comercio

“Nadie nace sabiendo”. Si bien estas palabras suelen usarse en contextos académicos, cobran más fuerza en un ambiente corporativo que, desde hace años, parece haber ingresado a un estado de convergencia permanente. Sin duda, este es un ritmo veloz que no solo afecta nuestra forma de trabajar, sino que nos ha llevado a idealizar que nuestros compañeros dominen por completo las tareas novedosas. En esencia, lo que esto representa es una evidente necesidad por abrazar el concepto de aprendizaje continuo. En mi experiencia, puedo confirmar que la velocidad -en especial en el mundo de la gestión de inversiones y patrimonios- es la esencia de la estrategia de muchos. El tiempo es oro, y la cantidad que tomemos de este para completar nuestras labores justifica nuestro valor en el mercado. Esto nos lleva a adaptar herramientas y equipos para cumplir nuestros objetivos y expectativas a corto plazo; sin embargo, creer que es posible mantener esta dinámica en el tiempo, sin fomentar el aprendizaje continuo de nuestro equipo, podría ser contraproducente.

Le puede interesar: Anclas en aguas turbulentas

"La rapidez de los cambios en el mercado nos exige anticipar las futuras necesidades del equipo".

Como líderes, es importante entender que el aprendizaje es una inversión, y por ello, delegar la responsabilidad del desarrollo profesional -únicamente al individuo- es un error fundamental. Somos responsables de crear un ambiente que fomente la curiosidad y el equivocarse no sea visto como un fracaso. Ello implica dedicar recursos significativos a programas de capacitación estructurada, ofrecer oportunidades de mentoría personalizada y promover una cultura de retroalimentación constructiva y bidireccional. Es a través de este apoyo constante que los equipos pueden desarrollar la confianza para asumir nuevos retos, desarrollarse profesionalmente y sumar de forma significativa en el trabajo del día a día.

La rapidez de los cambios en el mercado nos exige anticipar las futuras necesidades del equipo, previendo la inversión en programas de ‘upskilling’ y ‘reskilling’ que nos permitan brindarles las herramientas necesarias para afrontar los desafíos venideros. La clave es cultivar profesionales versátiles y adaptables que puedan navegar en la incertidumbre y la vorágine de un contexto cambiante.

El liderazgo en la era de la convergencia no es solo sobre la ejecución, sino sobre construir equipos capaces de encontrar respuestas, innovar y adaptarse. Fomentar el aprendizaje continuo es la piedra angular para lograrlo. No solo mejora el desempeño individual y colectivo de manera exponencial, sino que forja una cultura organizacional donde la curiosidad y la proactividad son el motor de cada avance. Más allá de la resiliencia operativa, esta mentalidad de crecimiento continuo es la que permite a las empresas no solo adaptarse, sino liderar la transformación de su propio sector, creando valor no solo para sus ‘stakeholders’ sino para la sociedad en general. Es, sin duda, una inversión profunda y fundamental en el activo más valioso de cualquier compañía: su gente.

Política de cookies de este sitio

Utilizamos cookies propias y de terceros para realizar análisis de uso y medición de nuestra web y así ofrecer una mejor funcionalidad y personalización. Al hacer clic en «aceptar», das consentimiento de su uso. Para más información consulta nuestro Aviso de Privacidad y/o nuestra Política de Cookies.