Análisis de mercado

Si una recesión se puede evitar, se evita

  • 04 Junio, 2025
  • |
  • alarm4 min de lectura
|

Medio: El Mercurio Inversiones

Desde el inicio sabíamos que su nombre era sinónimo de volatilidad. Ya lo comprobamos durante su primer mandato, entre 2017 y 2021, y en este segundo periodo, aún en sus primeras etapas, ha confirmado dicha expectativa. A juzgar por lo ocurrido en estos primeros meses, 2025 parece estar a la altura de su estilo impredecible.

Como bien expresó un compañero: “Donald Trump lleva cuatro meses gobernando... Le quedan cuarenta y cuatro”. Una advertencia clara: debemos prepararnos para una etapa de alta turbulencia. Y, sin duda, ya hemos comenzado a sentir sus efectos.

Uno de los momentos más representativos del presente año fue denominado el “Día de la Liberación”, jornada en la que se presentó públicamente la ya conocida tabla de aranceles recíprocos. Pese a lo cuestionable —o incluso equívoco— del calificativo, el impacto en los mercados fue inmediato: la Renta Variable estadounidense cayó un 4.85% el 3 de abril, y al día siguiente profundizó su descenso hasta un 5.95 %.

Sin entrar en detalles sobre los posteriores aumentos, negociaciones y represalias dirigidas principalmente hacia China, lo cierto es que el mercado reaccionó con una inquietud comprensible. En el trasfondo, comenzaba a vislumbrarse un concepto particularmente complejo desde la óptica de la política monetaria, especialmente para la Reserva Federal, cuya misión dual abarca tanto la estabilidad de precios como el pleno empleo. Nos referimos a la estanflación: un escenario que combina inflación elevada con bajo crecimiento económico, y que representa una de las sendas más riesgosas para cualquier economía.

En este contexto, el movimiento inicial observado en los mercados de Renta Fija resultó elocuente: las tasas de largo plazo —indicadores clave de las expectativas de crecimiento— descendieron hasta alcanzar mínimos anuales. Esto reveló un cambio de enfoque por parte del mercado, que, sin desestimar la preocupación por la inflación, comenzó a centrarse con mayor fuerza en la desaceleración del crecimiento económico. Así resurgió, con notable intensidad, un concepto clásico y por momentos olvidado: la recesión.

Frente a la magnitud de los acontecimientos, el mandatario identificado con el lema MAGA (Make America Great Again) no pudo ignorar la deriva económica a la que había expuesto a su país. Como respuesta, decidió postergar el incremento de aranceles a ciertos socios comerciales —una medida que benefició a unos pocos sectores— mientras, en paralelo, endurecía las condiciones para las importaciones procedentes de China. ¿El resultado? Una reacción bursátil excepcional. El 9 de abril, apenas cinco días después de las caídas, quedó registrado como uno de los hitos del mercado: el índice Nasdaq, con fuerte exposición tecnológica, avanzó un 12.16%, mientras que el S&P500 se elevó un 9.52%. Un episodio más que refuerza la noción de volatilidad extrema que caracteriza a este ciclo.

En menos de un mes, los mercados bursátiles estadounidenses han mostrado una recuperación notable. Algunos índices, como el Nasdaq, que habían entrado en territorio bajista, y otros como el S&P500, que estuvieron al borde (con una caída del -19.80%), comenzaron a revertir sus pérdidas. La más reciente —ya que con Donald Trump nunca puede hablarse de una última noticia, sino apenas de la penúltima— llegó hace pocos días: Estados Unidos y China alcanzaron un acuerdo temporal de 90 días. En virtud de este entendimiento, Estados Unidos redujo sus aranceles desde niveles extraordinarios del 145% a un 30%, mientras que China hizo lo propio, pasando de un 125% al 10%. A este giro se sumó Europa, en particular el Reino Unido, donde se acordó una reducción arancelaria hasta una base del 10%.

Si bien estos acuerdos han sido bien recibidos por los mercados, tenemos que ser muy cautelosos en aventurar el futuro: los aranceles actuales siguen elevados, y aunque de momento la inflación ha mostrado signos de moderación —con lecturas consecutivas a la baja hasta situarse en un 2,3 %—, tendremos que ver el precio que se paga tanto en este indicador como en el crecimiento.

Así como la imposición de los aranceles calaron en el pesimismo, la desescalada en los mismos hizo que rápidamente el optimismo volviera. La evidencia empírica demuestra que este tipo de políticas conllevan más costos que beneficios, con potenciales impactos negativos en la oferta y contracciones en la demanda.

Estamos claros que las recesiones han existido y existirán, - algunas se pueden prever con más anticipación y otras con menos- y que casi ninguna o ninguna se arregla de manera rápida. Casi ninguna o ninguna, no esta.

Política de cookies de este sitio

Utilizamos cookies propias y de terceros para realizar análisis de uso y medición de nuestra web y así ofrecer una mejor funcionalidad y personalización. Al hacer clic en «aceptar», das consentimiento de su uso. Para más información consulta nuestro Aviso de Privacidad y/o nuestra Política de Cookies.