El estallido del conflicto bélico y su repercusión en los bancos centrales
Publicado el 16 marzo 2022
Luego de culminar un año cargado de desafíos, nos enfrentamos a una realidad completamente distinta y poco imaginada por la gran mayoría. En estos momentos, el mundo se encuentra conmocionado frente a la invasión militar generada por Rusia a Ucrania, en un comienzo de año donde los principales factores de incertidumbre venían estando asociados a la situación sanitaria y al nivel elevado de inflación existente alrededor de las múltiples regiones, como consecuencia de la misma. Conforme nos adentramos en este nuevo contexto, la atención ahora se centra en el conflicto bélico, otro factor que añade todavía más fuego a las preocupaciones en torno al aumento generalizado de precios.
Una vez más, los bancos centrales se enfrentan a una creciente y continua suba del índice de precios del consumo que, junto a otros factores tales como las fricciones geopolíticas, tensiones y diferencias ideológicas, restan tranquilidad al escenario actual en el cuál se sitúan. Como resultado, una de las consecuencias inmediatas de dicho estallido recae en la ruptura o distorsión de guion en materia de política monetaria de los mencionados bancos, tales como el Banco Central Europeo y la Reserva Federal de los Estados Unidos.
El Banco Central Europeo y su nueva hoja de ruta en materia de política monetaria
A comienzos de febrero, Christine Lagarde, presidente del BCE, había dejado la puerta abierta a una posible subida de los tipos de interés en este 2022. Parece lejano aquel discurso que terminaba generando una sensación de cercanía en el tiempo con la esperada re-calibración de la política monetaria en el actual año.
En el día de hoy, el BCE ha optado por la prudencia tras la invasión de Rusia a Ucrania, decidiendo apaciguar la velocidad en la normalización de la política monetaria. Concretamente, el BCE ha mantenido sin cambios los tipos de interés, en 0%, tal como preveía el mercado, pero ha comunicado la reducción en las compras de bonos, es decir, la contracción en los estímulos monetarios, indicando un paso hacia el fin de la política monetaria expansiva. Según ha declarado, dicha reducción sería más rápida de lo previsto ya que es probable que la alta inflación, en febrero del 5,8% interanual, sea ahora más persistente, alimentada por la subida de los precios de las materias primas a raíz del problema principal al que venimos refiriéndonos.
La Reserva Federal estadounidense y la posibilidad de suba de tasas de interés
Contrario a la decisión tomada por el BCE en cuando a los tipos de interés, el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha recalcado su postura de empezar el ajuste de tasa en la próxima reunión de marzo. En la última reunión, el mismo sé inclinó por proponer y apoyar una subida de 25 puntos básicos, por lo que el mercado descuenta ahora una subida de esa magnitud, menor a la que apostaban tan solo unas semanas atrás, y un mínimo de 5 alzas para este año.
Hace algunas horas, conocimos el último dato de inflación de Estados Unidos, donde se observó un aumento mensual del IPC de 0,8% y, en términos anuales, un crecimiento que alcanza el 7,9%. Ambos datos se ubicaron en línea con lo esperado por el mercado, sin dejar de lado que el país americano registró el mayor nivel de inflación interanual en 40 años. Esto queda explicado por la incorporación del aumento de los precios de la energía y las materias primas que persiste desde antes de iniciado el conflicto bélico, pero que se ha agudizado en las últimas semanas, lo que hace evidente la necesidad del ajuste mencionado anteriormente.
¿Cuáles son los riesgos a monitorear?
Con esto, a pesar de que los bancos centrales mencionados avanzan hacia un intento de reducción y control de la inflación, son tiempos en los que se dificulta dicho objetivo. En primer lugar, la actual inflación elevada se debe a una escasez en la oferta, que se intensificó llegado el conflicto militar, razón que excede al poder de impacto de la política monetaria de un banco central en particular. Además, cabe destacar que una retirada de estímulos excesiva podría afectar negativamente la recuperación económica del país o región, por lo que los bancos centrales deben tener sumo cuidado al momento de decidir. Dicho esto, el principal desafío al cual se enfrentan radica en un creciente riesgo de estanflación, ya que los precios sin precedentes de la energía amenazan con mantener la inflación por encima del objetivo durante un tiempo más prolongado del que se creía.
¿Qué repercusión tuvo la invasión rusa en nuestro posicionamiento?
Como consecuencia de la intensificación del conflicto, hemos decidido moderar nuestra exposición a activos de riesgo, disminuyendo nuestra convicción en renta variable hacia una posición neutral.
Por otro lado, dada la volatilidad observada a raíz del asunto, nuestras preferencias apuntan a sobreponderar a los mercados desarrollados, prefiriendo EE.UU. y Japón frente a Europa, específicamente en la Zona Euro, dada la mayor dependencia de este último hacia la zona y países involucrados al conflicto respecto de los demás integrantes del bloque desarrollado.
En cuanto a los emergentes, hemos reducido nuestra exposición en Europa Emergente hasta una subponderación, en línea con las tensiones que enfrenta la región y las sanciones que pudieran imponerse sobre Rusia, manteniendo una neutralidad en Asia Emergente y Latinoamérica.